domingo, 1 de febrero de 2009
martes, 22 de julio de 2008
Hermanados por la tinta china
Isabel Muñoz plasma en su obra fotográfica Maras. La cultura de la violencia a una verdadera tribu urbana. Se trata del fenómeno de los pandilleros en América central conocido como las maras. Los fotografiados son, en su mayoría, hombres de tez color mate y miradas fijas, como ennegrecidas. Todos ellos están en la cárcel; presos y mansos bajo el flash de Muñoz. Lo más llamativo, a primera impresión, son las pieles de estos pandilleros. La tinta es parte integrante del epitelio de sus cuerpos. Demonios, duendes y gárgolas se entremezclan con rosarios y crucifijos. Quien conoce la historia detrás de la foto sabe que los integrantes de las maras provienen, en su totalidad, de familias desintegradas por calvarios de alcohol, droga y miseria. Las maras son hijas de la violencia.
Al medio de la exposición, hay un mural de fotos de los jóvenes delincuentes con sus familiares en los días de visita. Las "visitas" son predominantemente mujeres. Dignas de dar amor, estas madres, hermanas y esposas sacan una pequeña mueca en la boca de los presos. Además de la fotografía a color que da calidez- todo el resto está en blanco y negro-, la columna expuesta al medio es, quizá, la que sostiene a estos guerreros lindantes.
Me pregunto: ¿cómo viven, inmersos en la oscuridad de la celda y los graffitis lúgubres y deprimentes- hechos por ellos mismos- ? ¿Cómo decenas de tumbas son la expresión del arte carcelero? Es la cultura de la muerte. Es un inframundo que surge cada vez con más fuerza.
Isabel Muñoz nos muestra la realidad de los pandilleros de El Salvador. También nos muestra que, una vez metidos en esa realidad, ya no vale la justicia. Son seres miserables y oscuros, pero que, por lo que veo, gritan con todas sus fuerzas que alguien los ame, que alguien los haga sentir "parte". Y allí se aglutinan, hasta el final, hermanados por la tinta china.
*La muestra se puede apreciar hasta el 30 de agosto, en el Centro Cultural de España.
**La foto es de El País.
viernes, 4 de julio de 2008
Esto les digo
Hoy vi- y escuché- a un coro norteamericano, en donde 45 personas cantan en tonos graves y agudos un repertorio “celestial”. En la Iglesia Los Vascos, de Julio Herrera y Mercedes, el Ave María se ha cantado tres veces, en distintas tonadas. La Virgen, contentísima, miraba de atrás (una escultura de la Madre de Dios se sostiene detrás del altar).
Luego, piezas muy gospel como We Will March Through the Valley sonaron en el lugar para tocar, simultáneamente, puntos en común entre los espectadores y el público.
Luego, piezas muy gospel como We Will March Through the Valley sonaron en el lugar para tocar, simultáneamente, puntos en común entre los espectadores y el público.
“Nosotros queremos traer a los distintos países de América Latina otra idea de nuestra gente, de nuestra cultura, más allá de lo que ha sido el gobierno de nuestro país durante los últimos años”, me comentó Patrick, un señor canoso aunque joven, familiar de una de las intérpretes. Encantado con nuestro país, él mira a su alrededor con los ojos contentos.
También cantaron la letra del poema Te quiero, de Mario Benedetti. Fue ahi cuando pensé cuántas veces las cosas hermosas que nos pertenecen tienen que estar en labios de otros para que las valoremos…Reflexiones.
No faltaron los músicos que ejecutaron la flauta dulce-dulcísima-, la guitarra electro- acústica, los timbales y las maracas. El mejor instrumento de la noche fue, sin duda, la garganta humana. Por momentos, quise imaginar la voz de un ángel y supe que, allí aguardaba lo más parecido posible a esa voz. Alegría de cantar y perfección vocal; emoción y entrega. Gratitud.
Esto les digo, es el nombre de la última canción. Allí se reafirma que, la música, como arte constituye un refinamiento del alma y una plena donación de amor entre vidas que, a la primera impresión, nada tienen que ver.
martes, 17 de junio de 2008
All you need is love
Uno de los mensajes que se plasmó en los sesenta para permancer hasta el día de hoy- gracias a esos cuatro muchachos de liverpool- es la que dice "todo lo que necesitas es amor".
Con personajes que llevan nombres como Lucy, Jude y Prudence, Across the Universe utiliza un recurso ejemplar; mezcla dos-sino tres- expresiones artísticas soberbias: el legado musical de los Beatles con el virtuosismo creativo de Julie Taymor (Frida, 2002; Metropolitan Opera, 2006) que se manifiesta tanto en producción cinematográfica como en realización de vestuario (por ésto último estuvo nominada a los premios de la Academia el año pasado).
El tema de la película trata, al igual que otras, sobre una historia de amor en el contexto de la guerra de Vietnam. Más allá de eso, un sostén artístico en el que el vestuario juega un papel sin dudas importante (años sesenta, hippies, etc), junto con el sentido estético, los colores estridentes y las connotaciones circenses que recuerdan lo onírico le dan carácter a la historia. Por momentos, se puede decir que las imágenes y escenas tienen una carga surrealista.
En una atmosfera que revela que "todo lo que necesitas es amor", el arte, en todas sus expresiones es un fiel aliado. Porque incita a lo bello, evidencia estados de ánimo, revela la verdad. Y sino, que alguien me diga que nunca fue conmovido con alguna letra de Los Beatles.
lunes, 10 de diciembre de 2007
Pasarelas del firmamento
Esto es lo que pasa cuando se combinan moda, ingeniería, diseño e ingenio. Para los modelos, un desafío a las leyes del equilibrio y la gravedad. Para los espectadores, además de un lujo, un placer. El ser humano se afana con aquello que es novedoso y over the edge. Por fortuna, este tipo de eventos es escaso y no da lugar a las burdas copias.
Desde siempre y cada vez más, el desfile es un evento digno de un espectáculo. No se trata sólo de un grupo de personas mostrando ropa.
lunes, 26 de noviembre de 2007
Hors de prix
Como pasa con frecuencia, el cine y la moda forman una pareja perfecta. Porque la ropa que usa un personaje lo ayuda a definirse. Porque su estilo se desarrolla a través de un marco gestual y de actitudes que, muchas veces se apoyan en el vestuario.
No voy a hablar de los típicos personajes que hicieron de la moda su mejor amante, pero sí voy a mencionar el peso que el buen vestir hace sobre esta comedia francesa, Hors de Prix (Mujer de lujo es el título en castellano).
A mí me gustó la peli pero, sobre todo, quedé fascinada con la historia pararlela que narraba la moda. Más precisamente la relación de la protagonista con los "trapitos" que la vestían. Como miles de mujeres, Irène (personaje de Audrey Tatou) mantenía una indiscreta relación con los zapatos y vestidos que compraba de forma compulsiva. Su mayor ambición era vivir una vida de lujo. El primer atajo a esa vida era llevar un estilo sofisiticado las 24 horas del día, los 7 días de la semana.
Es inexplicable la sensación que produce el hecho de llegar a tu casa con un manojo de bolsas con diseños prestigiosos en su interior. En un momento parece idílico estar en la piel de Irène. Pero sólo por un momento. La necesidad de vestir y calzar bien también es algo que se agota en sí misma y que, en exceso, crea un vacío. Y el personaje principal lo experimenta.
Si tienen la oportunidad mírenla, es divertida y pintoresca; y sino pregúntenle a publi que también la vio.
domingo, 11 de noviembre de 2007
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